Observo para luego escribir, sin nombres, solo historias contadas por si acaso.

viernes, 7 de agosto de 2015

Sin trueques.

Lo tengo bien claro, siempre ha sido asi, desde mi corta edad supe que no había nacido para ser manipulada ni menos estrujada al antojo de nadie.
Nacemos de manera individual, trayendo marcado en los genes lo que somos, lo que seremos al pasar los días, dependiendo de las enseñanza que nos den nuestros padres, de la seguridad y confianza que nos inculcan, de esos valores que se establecen en nuestros hogares.
Somos fruto de lo que hacemos, del trabajo que realizamos día a día, si lo hacemos bien, la recompensa será buena, pero si lo hacemos mal, el pago será lleno de amargura y dolor, de pesar.
Los aplausos se los dejo a los artistas, a los payasos, la fama o popularidad, si es que algo me interesa de ella, me la fajo trabajando duro, sin buscar el regalo de dádivas, son efímeras cuando no son hechas con tu propio esfuerzo.

Hace unos días alguien me dijo que si yo quería ser muy querida, tenía que romper con ciertas normas, asi de sencillo.
Me dió esa gana alocada de reirme a carcajadas, pero solamente pude sonreir, ni para eso quería gastar las energías, me parece tan descabellado verme cumpliendo caprichos, obviando por lo que realmente trabajo y me esfuerzo.

Mis derechos no los cambio, no hago trueques con lo que pienso es lo correcto, allá aquellos que deseen pensar lo que deseen, la vida es corta, demasiado corta y pasan rápidos los días, las horas se esfuman con una agilidad que perder el tiempo que nos queda en trivialidades, complaciendo a los demás, rompiendo los esquemas por el solo hecho de caerle bien a todo el mundo, eso está muy claro para mi, no lo haré.
Hay un legado que dejamos a los nuestros, que no sea riqueza pero si valores, mantenerse siempre en la línea correcta, sin caer en las trampas de la adulación, de la deformación del ego.


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