Observo para luego escribir, sin nombres, solo historias contadas por si acaso.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Un ángel sobre mi

Un ángel sobre mi VMárquezdeHerrera 09-09-2015.

Los días 10 de cada mes, se han marcado en mi corazón de una manera imborrable, permanente por el resto de mi vida y después, si es que hay algo más después de la vida.

 Un día 10 de febrero llegó a mi vida una de esas tres personas que me colmaron de felicidad, uno de esos tres seres que me llamo por 34 años con el sustantivo más hermoso que he podido tener; - madre Además, tenía esa maravillosa creatividad de adornarlo con otros detalles, como expresar aquel : te amo madre por sobretodas las cosas, muchas oraciones que se fueron impregnando en mi mundo, haciéndome creer la mujer más especial que podía pisar la tierra, la mujer más aguerrida, porque ellos eran ese motor que pusieron alas a mis pies, que pusieron el coraje más intenso en mi alma para no caer ante las tempestades, que pusieron siempre un mañana lleno de sol en mi andar, por más grises que algunos días pudieran pintarse.

Cada 10 de febrero le daba esas gracias especiales a Dios por haberme dado uno de los hijos más amados, más dignos y nobles, con un corazón tan grande que no entendía como le cabía en el pecho, me hablaba del amor, de cómo lo percibía, y hacía transformaciones artísticas con sus pinceles, con su arcilla, con sus letras, para dejar plasmado en el mundo, ese sentir tan deseado y buscado por muchos, y que el lo tenía muy claro, dentro una sencillez humana digna de contar.

 Fuimos cómplices de los secretos más inverosímiles, cómplices en el buen sentido de la palabra, cada tarde esperaba ese sonido de la puerta abriéndose, y aquel abrazo y beso, aquella caricia más dulce y expresiva que solamente un hijo como él podía darme, cada tarde, cada día.

No dejare de agradecerle a Dios esos 34 años de amor que recibí, de cómo vi su transformación por la vida, de cómo sus sueños eran también los míos, sus alegrías, sus tristezas, sus esperanzas, todo era mío, porque en el corazón de una madre, existe un hilo mágico que nos mantiene unidos por siempre, es ese cordón umbilical que aparentemente cortan al momento de ellos salir de nuestro vientre, pero queda conectado por el sentimiento más poderoso que puede existir, el amor de madre que trasciende hasta el mismo Universo.

 En el libro de esta historia, yo escribía los días, con sus detalles, y me miraba una anciana con el pelo blanco, con los pasos cansados, y rodeada de aquellos brazos de mis tres hijos, de mis nietos, de mi esposo, y me decía siempre que cuando el día de mi partida llegara, recibiría aquellos dulces besos de esos seres tan amados que en la vida me han llenado el corazón.

 Era con el que conversaba sobre esas peticiones raras que tenemos los humanos, el reía tanto con esas ocurrencias, cuando esté viejita no me priven de hacer mis cosas, aunque les parezca locuras, le decía, y por favor ponme linda cuando camine a los brazos de Dios, te lo encargo a ti en especial.


Cada día 10 de mes, hay sentimientos encontrados en mi corazón, caigo, me levanto con mucho esfuerzo, le sonrío al mundo, sigo con pasos firmes mis planes, me visto de colores, dejo que las sonrisas dancen en mi rostro, converso, pero por dentro, dos sentimientos extraños hacen la danza más intensa dentro de mi corazón, tomadas de la mano, la alegría y la tristeza bailan al son de la despedida, de la llegada, de los cambios más amargos, sabiendo que no hay vueltas, que a partir de aquel 10 de diciembre, nada será igual.


Los que me miran sin conocerme, los que me conocen sin mirarme, los que me aman y me entienden, los que me entienden sin amarme. Podrán ver mi mirada por ratos extraviada en el horizonte, allá en la profundidad del mar donde un día, cumpliendo su deseo, dejé sus cenizas, pues quería llegar al mundo a travéz de ese poderoso azul marino.

 Y aquel 10 de diciembre tuve sus manos cálidas entre las mías, susurrándole que por siempre mi amor estaría ahí, que lo llevare en mi corazón, que me hizo la madre más orgullosa del mundo, y tuve que entregárselo a Dios, porque sabía que EL lo amaba y lo cuidaría por mí, que me lo prestó por 34 años hermosos, donde ambos aprendimos la fuerza del amor maternal. Dios me lo entrego un 10 de febrero y vino por él un 10 de diciembre.

Sé que perdí algo inmenso, que parte de mi corazón se fue, algo de mi ser se partió en mil fragmentos, llenando de silencio una parte de aquella tierna canción, es por eso que cada día 10 hay un silencio tranquilo, porque esta marcado en la piel, en el alma, en el corazón y es innegable, los días jamás volverán a ser los mismos, no he dejado de ser madre, y veo a mi lado y encuentro dos seres más que también perdieron una parte de ellos, a su hermano, y sé que la vida debe continuar, que en nombre de él, seguiremos siendo esa familia unida en amor profundo, porque vive en cada uno de nosotros, en cada uno de sus sobrinos, vive en el corazón del ser que lo amo y acompaño por sus últimos días.

 Y yo puedo ahora escribir, poco a poco para decirle hasta ese lugar tan especial donde ahora esta; que sigo extrañándolo con la fuerza de mi ser, que ansió poder escuchar su voz, sentir su cálido abrazo, pero que puede estar en paz, porque un día nos volveremos a encontrar, mientras tanto, seguire haciendo lo que el admiraba, seguire viviendo en amor, en respeto, y que siga siendo mi ángel de amor. Por siempre para ti, de tu madre


VMdeHerrera 09-09-2015

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