Tengo una rara manía, la que muchos a veces consideran
prepotencia, quizás hasta arrogancia, y la verdad que se equivocan, soy de esas
personas que les gusta mantener la distancia, primero observo, analizo, me
gusta saber adonde pondré mis pies.
Soy obsesiva con el trabajo bien hecho, lo que es mi
responsabilidad, lo trabajo de verdad, no presumo jamás ni ostento posesiones,
ni cargos, pero si mi calidad humana, la que suele chocar contra la corriente
que viene y me encuentra afincada, con los pies bien puestos en la tierra. Muchos vienen en contra, yo sé adonde voy y
sé como llegar, no me dejo arrastrar por la corriente, los ríos muchas veces
vienen desde la montaña, yo busco esos nacimientos, mientras lo demás vienen
cayendo, yo segundo a segundo voy subiendo.
Con el pasar de los años, voy descubriendo más detalles en la
personalidad del ser humano, a veces tan desquiciantes, tan desordenadas, tan
esquizofrénicas, y la moda, tan bipolar.
Y lo peor de todo, tan carentes de sensibilidad humana.
En esa carrera humana, en esa competencia, es como si leyera que todo
debe tener una respuesta, y seguir pautas y normas porque están en boga, sin importar si
son válidas o no, la cosa es caer en las masas que suben y luego se desplazan
con estrepitosa caída, porque todo es asi, lo efervescente sube
vertiginosamente, luego todo vuelve a ser lo de antes, pasada la euforia, el
calor, pasado todo.
Es por eso que trato de mantenerme afincada en lo que es real para
mi, en seguir buscando el crecimiento del conocimiento, hay tanto por aprender,
que cuando muera habré dejado millones de millones de porcentaje sin haber
siquiera conocido, el Universo es asi de grande, a veces me causa pena, porque
meterse en esos mundos culturales es la mejor experiencia que el ser humano
puede tener.
Perder el tiempo en lo cercano, y me voy a lo más mundano, perder
el tiempo metiéndose en la vida ajena, sin conocer apenas lo que pasa dentro de
esos muros, tomarse el tiempo para sufrir por lo que el otro logra o tiene,
tasar sin medidas para tener lo que los demás tienen porque de lo contrario, se
autominimizan.
Romper con los principios por un mínimo momento de gloria, de
placer, para luego quedarse con la conciencia cargada de amargas preguntas o a
la espera de las consecuencias que llegan tarde o temprano.
Cuanta pena me dan esas luchas insanas de poder, no importa que
tipo de poder siempre el que esta más arriba, es atacado con las peores cargas
para desmontarle del pedestal donde se encuentra, para manchar un poco la
felicidad que tenga, que mezquina la humanidad agrupada para causar daño, para
fortalecer el ataque contra uno solo.
Es por eso que mi rara manía de observar a las personas, me ha
dado un alto grado de poder sobre lo que los demás intentan hacer, las
historias son variadas, muchas llenas de triste soledad, y es cuando observo,
callo y sigo avanzando, siempre hacia delante, sacudiendo los golpes bajos,
borrando el naufragio que ocasiona la decepción de encontrarte con antifaces,
llamado con otra voz “hipocrecía”, pesa y demasiado, y tarde o temprano se empalidece
ante mis ojos y digo para mis adentros, lo sabía, es lo común.
Vilma M de Herrera © 2016
Mis Utas Verdades con la P rota.