En memoria de mi hijo .
Todos los días espero por ti, casi siempre al atardecer, cuando la puerta se abría y llegabas con aquella fragancia de juventud, traías trenzados los sueños y la imperecedera sonrisa.
Todos los días te espero, cuando por la
ventana veo como el sol comienza su despedida para darle paso a la noche,
cuando las sombras se van metiendo en los rincones de la casa, y en aquel
silencio, te pienso como ayer, como siempre, como mañana.
Y de repente, en una sacudida de la
realidad, me doy cuenta que no vendrás, que todos los recuerdos se caen de
golpe sobre mi regazo, se enredan en mi cerebro, haciendo intermitente aquel
intenso dolor.
El día se me hace noche, la noche se me
hace eterna, los sueños están vacíos de ti, y es tu voz que me suena en las
gotas de amor que dejo caer casi sin darme cuenta.
Todos los días te espero, quiero seguir
de pie, quiero llevar tu historia hasta el final, quiero que tus sueños se
queden con alas en la eternidad, que el ocaso no desangre mi corazón, que no se
degraden los colores ante mi.
Te sigo esperando mientras el lienzo se
llena de colores, mientras las páginas reciben mis pensamientos, pero la tarde
llega, la noche me transforma en silueta, llega la madrugada, llegan los días,
se suman y se restan, y me desangro lentamente ya sin ti.
Vilma M. De Herrera
Un ángel me cuida © 2016.